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La evolución de la Psicología en los últimos año ha sido muy importante, hasta el punto de que se puede hablar de una tercera generación de la Psicoterapia.Una de sus claves es precisamente su capacidad de integrar herramientas de distinta naturaleza, más allá de la escuela psicológica concreta del terapeuta.La interacción de estas herramientas, de forma coordinada y ajustada a la necesidad del paciente, viene ofreciendo resultados muy eficaces.
Generalmente solemos creer que la infancia es una etapa de la vida llena de felicidad y alegría. Pero, en ocasiones, en las primeras fases del recorrido vital humano pueden aparecer problemas. Actitudes no habituales, comportamientos agresivos, dificultades en la convivencia familiar, falta de atención en el colegio, tristeza aguda, etc.La Psicoterapia de tercera generación con niños se contempla con un enfoque integral, que pretende ayudar al niño y, paralelamente, reforzar las herramientas de los padres para afrontar con éxito el crecimiento de su hijo. Se trata, por lo tanto, de una estrategia unificadora en la que el papel de la familia resulta fundamental para el éxito de la terapia.
La adolescencia es una etapa de transición. Un punto de inflexión hacia la madurez personal y social que necesariamente pasa por la búsqueda de identidad, de definición intrapersonal.Todo revuelto y desordenado. En ocasiones ese desorden natural puede exceder los límites y provocar dolor y sufrimiento alrededor del adolescente y, lo más importante, provocar desajustes en el equilibrio emocional o afectivo del joven. Es en ese momento en el que la ayuda terapeútica se muestra más necesaria y adecuada, especialmente para el propio adolescente, que sufre con mayor intensidad los cambios físicos y psicológicos y en ocasiones no es capaza de afrontarlos adecuadamente.
La época adulta es la de la madurez y el equilibrio. Sin embargo, en ocasiones es precisamente la falta de equilibrio en nuestras emociones la que nos causa dificultades. También en los adultos se dan problemas, frustraciones y dificultades afectivas y emocionales que, en muchos casos, se presentan de forma más aguda y profunda que en otras etapas de la vida. A lo largo de la terapia, y especialmente tras la aplicación integrada de las herramientas de la Psicoterapia de Tercera Generación, el paciente irá progresando en el crecimiento personal. Paralelamente, experimentará importantes avances en sus herramientas propias para afrontar los problemas.